Los celulares están expuestos a tantos gérmenes y microorganismos como lo están nuestras manos. Es que nadie incorporó la práctica de higienizarse antes de agarrer un teléfono y por eso es tan necesario limpiarlos periódicamente para evitar perjuicios, tanto en los dispositivos como en nuestra salud.
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Los espacios entre el celular y la funda, el pin de carga, el puerto para conectar auriculares y los mircófonos y parlantes del teléfono pueden llenarse de polvo. Pero también la pantalla se llena de microrestos residuales que dejamos con nuestras manos. Por eso el celular se convierte en un potencial agente transportador de enfermedades. Este puede ser perjudicial para las personas alérgicas.
Además, cuando acercamos el teléfono a nuestra cara, es habitual que se llene de grasa. Esta mezcla entre objetos sólidos y semilíquidos puede bloquear poco a poco los puertos de entrada y salida del dispositivo e ir minando su funcionamiento. También solemos tocar la cámara con los dedos, lo que hace que su rendimiento sea mucho inferior al que debería tener para la definición de imágenes.
Cada cuánto tiempo limpiar el celular
La pademia nos enseñó que salir al exterior implica tomar contacto con una infinidad de gérmenes, virus y bacterias. Así como higienizábamos cada bolsa antes de ingresar a casa, deberíamos limpiar los celulares cada vez que volvemos del exterior. Se puede hacer una limpieza superficial que incluya parte posterior de la funda y pantalla o una más profunda para eliminar los restos que se acumulan en los cobertores plásticos.
Para evitar riesgos, se puede utilizar una servilleta o un paño aterciopelado o de microfibra apenas humedecido con alcohol diluido en agua. Se sugiere higienizar los dispositivos, en principio, sin quitarles la funda. También pueden utilizarse los líquidos para limpiar lentes, siempre que se apliquen sobre un paño y no directamente sobre el celular.
Los productos que deben evitarse son los abrasivos, como los limpiadores de ventanas, los abrillantadores o la lavandina.